Moldeando arcilla, conexiones y narrativas

Fotos por Mike Reza

Stephanie Hernández pensó que quería ser una talladora de piedra. Se imaginó a sí misma mudándose a Italia y aprender a tallar personas perfectas. No esperaba que en el último año de su licenciatura en estudio de arte en Cal State Long Beach tomaría una clase de cerámica miscelánea, una recomendación de último minuto por parte de un amigo, y que su vida se transformaría por completo. 

“Tan pronto como toqué [la arcilla] pensé, no quiero hacer nada más”, dijo Hernández. 

La artista guatemalteca se sintió atraída por la orientación ambiental del medio; todo lo que se necesita es aire, tierra, agua y fuego. Cuanto más aprendía Hernández sobre la arcilla, sobre cómo la arcilla de barro es esencialmente reciclada y tiene un acabado liso mientras la arcilla Dixon es roja y áspera con arena y pequeños trozos de roca que dejan un acabado tosco, más fascinada se sentía. 

"Lo que estás moldeando está vivo; sigue encogiéndose, sigue moviéndose...y tienes que aprender su personalidad", dijo Hernández.

El arte de la cerámica ha ayudado a jóvenes artistas latinos como Hernández a conectarse con su cultura, procesar sus emociones y crear representaciones visuales de sus experiencias. Sin embargo, aún deben equilibrar la complejidad de crear arte que difiere enormemente del estilo de arte eurocéntrico enseñado en sus clases y reflejado en los principales museos para hacer que el arte sea más accesible y representativo de la diversidad de CSULB y más allá. 

La cerámica forma parte de las tradiciones indígenas centroamericanas desde hace miles de años. Los arqueólogos datan las primeras vasijas mayas hace casi 3.000 años. La mayor parte de su trabajo era para fines utilitarios como ollas, sartenes y cuencos, pero también creaban pequeñas figuras de cerámica tallada. La cultura maya ha sido influyente en el trabajo de Hernández mientras explora su fe a través de una perspectiva ancestral.

Ángel Prudencio está en su último año en CSULB y tiene experiencia recibiendo reacciones mixtas hacia su arte. Describe su arte como "muy figurativo", a menudo creando esculturas que reflejan rostros y emociones. Dijo que otros lo describen como "muy oscuro", lo que ha cosechado elogios y dudas por parte de las personas que interactúan con su arte.

"Tuve una serie en la que estaba haciendo todo tipo de caras, pero todas las caras que estaba haciendo eran horripilantes o eran muy aterradoras para algunas personas, especialmente cuando lo piensas como, ‘Oh, vamos a ir a ver cerámica’ [ellos] no esperan que aparezca este tipo de contenido", dijo Prudencio.

Nacido y criado en Jalisco, México, Prudencio emigró al Valle de Coachella cuando tenía 15 años. Tener que reiniciar su vida fue difícil para él; se sentía solo y triste. Prudencio comenzó a crear este tipo de rostros como representación de sus propias inseguridades con el idioma inglés.

"A menudo hay un poco de ira, un poco de angustia, y luego creo que eso refleja lo frustrado que estaba por esa barrera del idioma", dijo Prudencio. "Obtengo reacciones mixtas. Creo que mucha gente está conmocionada o asustada. Pero a pesar de que ese podría ser el caso, todavía reconocen la artesanía".

Para Jas Alas, que está en su segundo año en CSULB, sus creaciones artísticas puede que no incorporen su cultura explícitamente, pero hacer cerámica la ha ayudado a sentirse conectada con su familia en El Salvador. Su familia ha estado haciendo trabajos de cerámica durante décadas, aunque ella no lo supo hasta un par de años después de su viaje en la cerámica.

Alas crea grandes vasijas alteradas de alguna manera orgánica. Dijo que su proceso se ha vuelto mucho más intuitivo; cada idea comienza con una emoción que está tratando de procesar. Ha hecho que su trabajo sea más vulnerable y emocional y ha hecho que el proceso sea terapéutico. 

Una de sus piezas favoritas es una gran escultura con cavidades huecas dispersas con un exudado carmesí que sale de ellas. Tiene un degradado hecho con un aerógrafo de tonos morados y rosados que simulan moretones. Lo hizo en su primer semestre y lo tituló "Claro, puedo soportar unos golpes más".

 "No planeo nada. Simplemente lo altero a medida que avanzo, lo que sea que se sienta bien en el momento, algo así como cómo somos los humanos, nuestras emociones pueden ser tan esporádicas", dijo Alas.

Continuar con este trabajo es importante para Alas porque ayuda a diversificar la cerámica y ofrece representación para artistas que provienen de entornos como el suyo. Tanto ella como Hernández hablaron sobre cómo los artistas centroamericanos están subrepresentados incluso dentro de la diáspora latina. Mencionaron cómo, si bien es necesario que haya arte más diverso, muchos espacios parecen centrarse únicamente en el arte mexicano y chicano.

"Siento que solo presentarme como un artista centroamericano o como un artista salvadoreño americano es solo un pequeño empujón hacia una mayor representación para todos", dijo Alas.

 Traducido por Linda Gómez Hernández

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