Reavivando el ritmo: el Club de Salsa regresa a CSULB

El club de salsa de CSULB esta conectando a los estudiantes con su cultura. Photo por Mike Reza.

Las risas y conversaciones se oyen tenuemente por encima del sonido de la música de salsa saliente de un altavoz y de los pasos de los que bailan. En el recién restablecido Club de Salsa de Cal State Long Beach, se están forjando los primeros vínculos de toda una vida con una cultura, un género musical y otras personas.

“Es una comunidad muy unida. Se puede bailar salsa en cualquier parte del mundo, y no hace falta hablar el mismo idioma”, dijo la profesora de salsa Jenny Mee, quien da clases semanales de salsa en la CSULB. “Puede ser romántico, divertido o bobo. Tiene muchas facetas, y por eso me encanta la salsa”.

Las actividades del Club de Salsa se detuvieron en junio de 2021 después de que las restricciones de COVID-19 impidieron a los miembros del club reunirse en persona. Amythyst Fritzler, asesora del club, y Eliana Wong, miembro del club, intentaron reanudar las actividades el año pasado durante el semestre de otoño, pero el presidente de entonces no pudo poner en marcha el club.

Cuando los planes fracasaron, Wong asumió el cargo de presidenta. Impulsada por su deseo de seguir aprendiendo salsa, Wong empezó a ponerse en contacto a través de las redes sociales con personas que habían participado anteriormente en el club.

“Me gustaría estar más conectada con la cultura. Quiero saber más sobre ella, pero me gusta mucho bailar, y quiero bailar en pareja”, dijo Wong.

Según la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos, la historia de la salsa se remonta a Johnny Pacheco: músico, arreglista, compositor, director de orquesta y productor dominicano que fundó Fania Records en 1964. Fania Records es un sello discográfico independiente creado cuando la anterior discográfica de Pacheco, Alegre, quebró. Fue una asociación entre Pacheco y su abogado, Jerry Masucci, y actualmente forma parte de Craft Recordings.

Pacheco y otros artistas de Fania Records dirigían su sonido afrocaribeño a los latinos de Nueva York. La discográfica de Pacheco, Fania Records, inventó el nombre “salsa” para su sonido y su cultura. Los puertorriqueños y cubanos que vivían en Nueva York desarrollaron el estilo de baile que floreció hasta convertirse en la cultura de la salsa que conocemos hoy día.

Muchos miembros del club de salsa sienten una conexión con este estilo de baile. Samara Plasencia, estudiante de segundo año y miembro del club, había tomado clases de baile anteriormente con su familia y vio el club de salsa como una oportunidad para crear más conexiones en el campus, aprender a bailar en pareja y conectar con sus raíces.

“Siempre he crecido bailando salsa. La música está en todos los eventos familiares, en todos los cumpleaños, en todas las fiestas, y es bonito poder bailarla para conectar con los miembros de tu familia”, dijo Plasencia.

Plasencia espera que el club de salsa le dé las habilidades para bailar cuando salga en el futuro o en eventos familiares.

A lo largo de la clase, los instructores de salsa Mee y Peter Araiza hacen que los miembros cambien de pareja para que se sientan cómodos bailando unos con otros. Araiza y Mee forman parte del club de salsa desde hace más de una década, quienes empezaron como instructores invitados y más tarde se convirtieron en instructores oficiales del club.

Ambos son unos apasionados de la salsa, ya que se conocieron en la pista de baile. Cuando se pusieron en contacto con ellos para que volvieran a formar parte del Club de Salsa, fue algo obvio; el club ocupa un lugar especial en sus corazones, sobre todo para Araiza, quien es egresado de CSULB.

El objetivo de Wong es crear una gran comunidad entre los socios dentro y fuera del club. Para fomentar esta gran comunidad, la música sigue sonando al final de la clase de salsa, y se anima a los miembros a que se inviten a bailar unos a otros y practiquen las técnicas que acaban de aprender.

Araiza no esperaba convertirse en bailarín profesional, pero se enamoró al conocer la cultura, la música, el arte y, lo que es más importante, la gente. Para Araiza y Mee, la comunidad salsera es como su familia.

“Hemos visto a nuestros estudiantes casarse. Les hemos visto tener hijos. Ya sabes, como ella dijo, nuestros mejores amigos son de este mismo club”, dijo Araiza. “Definitivamente le ha dado sentido a nuestro viaje como individuos y como pareja. Pero también nos ha permitido influir en la trayectoria de muchas otras personas”.

Aunque el reloj marca las 8 de la tarde, la música sigue sonando y los alumnos continúan bailando hasta que “Por Ella” de Víctor Manuelle llega a su fin.

A partir de ahora, las clases serán para los miembros oficiales que paguen la cuota de $45 dólares, rellenen el formulario de Sports Easy y sigan al club en la página de eventos y organizaciones en el single-sign-on estudiantil, dándoles acceso a 11 clases de salsa que se imparten todos los miércoles.

Los miembros pueden seguir al club de salsa en Instagram @csulbsalsaclub y Discord para mantenerse al día.

Traducida por Claudia Ramírez

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